Othman Al-Ghawanmeh es uno de los muchos beduinos de Palestina que hace frente a múltiples desafíos económicos y sociales para preservar su cultura y modo de vida nómada y pastoral.

Estas dificultades se suman a la ya frágil situación de la región C de Cisjordania. Allí, el COVID-19 ha tenido un impacto negativo en la economía y la sociedad, aumentando aún más la pobreza y el desempleo. De hecho, actualmente, solo el 28% de la población tiene un trabajo que garantice su subsistencia.

Por ello, Othman, a pesar de haber cursado estudios en la universidad de Al Quds, tras licenciarse, tuvo que conformarse con aceptar trabajos precarios que no satisfacían sus necesidades.

“Me di cuenta de que no había futuro. La situación económica era mala, el nivel de vida insatisfactorio y los salarios bajos”.

Y es que, en el Área C de Palestina, el sector ganadero y agrícola se ha visto especialmente afectado, a pesar de que el 78% de las familias depende de la agricultura para sobrevivir. La pérdida de mano de obra, las dificultades para comercializar productos, la escasez de suministros o la incertidumbre económica son algunas de sus causas.

Casado y con hijos a su cargo, Othman se replanteó entonces su situación, y apostó por iniciar su propio negocio de granja con ovejas Dorper, una raza criada para la producción de carne y lana y con alta capacidad de sobrevivir en condiciones adversas con poco mantenimiento.

Sin dinero en sus bolsillos, pero con gran determinación para labrar un futuro mejor para él y su familia, solicitó participar en el proyecto que la Fundación Promoción Social y su socio Asociación Agrícola Palestina (PARC), con el apoyo financiero de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), pusieron en marcha para ayudar a jóvenes del Área C de Cisjordania a iniciar negocios ligados a los productos del campo, sostenibles con el medio ambiente.

“Fui a PARC sin nada en el bolsillo; era un reto para mí, y por eso solicité este proyecto”.

El proyecto de ovejas Dorper de Othman es hoy una realidad y en un breve periodo de tiempo podrá generar beneficios que trascenderán el mero plano económico, contribuyendo de forma significativa a mejorar su propio entorno y, en última instancia, también la sociedad palestina.

“Un consejo que daría a los jóvenes (…) es que creen sus propios proyectos, cualquier proyecto que pueda liberarles de trabajar [de manera precaria] para otros”.

Como Othman, otros 17 jóvenes emprendedores han iniciado sus propios negocios bajo nuestro proyecto, cuyos principales hitos se resumen en: